Smog - To Be of Use

Smog
Red Apple Falls (1997)

Most of my fantasies are of
Making someone else come

Most of my fantasies are of
To be of use
To be of some hard
Simple
Undeniable use

Oh, like a spindle
Or, oh, like a candle
Or, oh, like a horseshoe
Or, oh, like a corkscrew

To be of use
To be of use

Most of my fantasies are of
Making someone else come
On a horse
Over palms laid
On the threshold
Of the coming day

Coming day
Coming day
Come

On a horse
Over palms laid
On the threshold
Of the coming day

Coming day
Coming day
Come

Duración: 5:37

"To Be of Use" entra en ese peligroso terreno minado que es la "balada económica", ese en el que, con una voz aceptable (vamos, no para tirar cohetes) y unos acordillos de tu guitarra, te puedes sacar de la manga una canción como la copa de un pino. Se puede discutir también sobre si esto es slowcore, sadcore o Hipercor, pero no me apetece ahora entrar en esas disquisiciones.

El tema quizás sea de lo más austero que haya compuesto Bill Callahan. Si sus letras siempre habían llamado la atención por parecer observaciones costumbristas desde un punto de vista algo alejado de la realidad (el de alguien encerrado en sí mismo), aquí ya parece Emily Dickinson metida a cantautora. Musicalmente tampoco ofrece gran cosa, pero se trata de una canción que no precisa de grandes alardes, ni siquiera de la técnica de un Nick Drake. Eso sí, esos toques de la steel guitar le añaden mucho fondo, dando aún más sensación de soledad.

Y aunque no lo parezca se pueden descubrir pequeños detalles diseminados a lo largo de la canción. La forma de Bill Callahan de empezar cantando con más dulzura, o con mayor énfasis, ciertas partes para volver a su estilo habitual, más despegado (o resignado) inmediatamente después es impagable. Al final, cuando canta "Coming day, coming day, come", la primera vez suena a ilusión del tipo "oh, no me lo puedo creer, es ella, la mujer de mi vida", seguida de chasco monumental tipo "ah, no, no es nadie, soy un jodido neurótico con visiones", y la segunda vez suena a dulce resignación, la de alguien que anhela algo pero es consciente de que podría no tenerlo nunca.