martes, 10 de noviembre de 2015

Sílbame

Se ha hablado mucho en todos estos años del final de David el Gnomo. Principalmente sobre su repercusión emocional y mediática en toda una generación, pero también, y en menor medida, de su mensaje implícito. Podríamos discutir horas si la intención era provocar en nosotros, como niños, una aceptación de la mortalidad como parte del ciclo vital, como epílogo y última lección de una serie de lecciones sobre el respeto a la vida y a la naturaleza. En teoría, el mensaje final sería que respetar y aceptar la muerte es un acto más de respeto por esos valores, quizás el más importante. En cualquier caso, es un mensaje poderoso para una mente infantil como la nuestra en esa época.

El caso es que, con todo el ruido formado alrededor del famoso final, nos hemos olvidado de otro artefacto cultural de esa misma época. Hablamos de La Vuelta al Mundo de Willy Fog y, más en concreto, de la canción de cierre, Sílbame. 

Sílbame es una canción totalmente atípica dentro del canon de las grandes canciones de series de dibujos animados. En principio, se trata del típico tema fomentando los valores de la amistad y el compañerismo, pero, escarbando un poco, encontramos detalles interesantes. 

Fijémonos en el inicio de la versión completa (esta parte de la canción no aparece en la versión televisiva):

Dar la vuelta al mundo es una historia sin final. Nunca sabes cuando acaba bien o acaba mal. Lo único importante es estar juntos y ya está.

Aquí, de primeras, ya queda claro que no se trata de una canción más sobre el valor de la amistad. Para la gran mayoría de canciones sobre el tema la amistad es un simple medio para conseguir un objetivo, y suele expresarse en plan "¡Si permanecemos juntos lograremos nuestras metas!" o "¡Conseguiremos derrotar al mal que nos asola si luchamos juntos contra él!". Sílbame, por el contrario, es una apología de la amistad como objetivo final, sin importar los condicionantes externos. Puede que todo acabe bien, tal y como esperamos, pero también es posible que todo se vaya a la mierda y fracasemos; lo realmente importante es que tengamos a alguien a nuestro lado para celebrarlo o para superarlo.

Así pues, Sílbame es un raro ejemplo de canción infantil con mensaje adulto. Nos presenta la posibilidad del fracaso, y nos insta a que lo aceptemos. Algo a lo que, como niños, no estamos acostumbrados. Más adelante, la canción dice:

Hay muchos peligros; cosas fáciles, difíciles, y gente buena y mala; aventuras, desventuras sin parar.

Lo positivo está entrelazado con lo negativo. Nos pueden esperar cosas fáciles, que nos vengan dadas, pero también dificultades. Podemos encontrarnos con gente buena y amable, pero también con tertulianos de 13tv. Y, lo más importante de todo, podemos pasarlo bien, pero también podemos pasar malos ratos. Todo ello forma parte de la gran aventura que es la vida y la canción nos enseña a aceptarlo por igual, con el mismo entusiasmo.

¡Aventuras, desventuras sin parar!

Pasarlo bien sólo es una parte de la aventura. Sufrir reveses y pasar malos ratos es igual de importante en nuestra formación como personas.

En resumen, se trata de, tal y como hizo David el Gnomo, de aceptar el lado negativo de las cosas y de extraer enseñanzas.

¡Esperadme, desventuras!

Hasta aquí, un nuevo episodio de la serie "Embadurnada de nostalgia". La semana que viene trataremos los tintes sociopolíticos del clásico de Xuxa "Ilarié".

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